Ficto-documentales, flasorafías, fraudocumentales y timoreportajes, según Katya Mandoki.
En su película F for fake sobre la falsificación del arte y del periodismo, Orson Welles falsifica secuensias para simular que son documentales. Ya antes, el 30 de octubre de 1938, Welles se divirtió en su programa de radio de la CBS cuando parecía anunciar el aterrizaje de una nave extraterrestre en NY, mientras estaba leyendo la Guerra de los mundos de H. G. Wells. Sus aterrados radio-escucha, que con fundieron el texto de Wells por una noticia real, entraron en pánicoy atiborraron de llamadas a la estación: confundiendo lo icónico de la narración con lo indicial de una descripción al momento de estar ocurriendo.
En este punto conviene afinar cada categoría para definir varios modos de falsear la realidad:
Ficto-documentales: es el documento ficticio, generalmente humorístico, que exhibe serlo por el anacronismo de su montaje y se ilustra a si mismo en Forest Gump cuyo personaje aparece junto a John Lennon y Richard Nixon o la parte de la hoja Kodar sobre las obras de Picasso en F for fake, No hay fraude pues la ficción es lúcida
En este punto conviene afinar cada categoría para definir varios modos de falsear la realidad:
Ficto-documentales: es el documento ficticio, generalmente humorístico, que exhibe serlo por el anacronismo de su montaje y se ilustra a si mismo en Forest Gump cuyo personaje aparece junto a John Lennon y Richard Nixon o la parte de la hoja Kodar sobre las obras de Picasso en F for fake, No hay fraude pues la ficción es lúcida
Fraudocumentales: se denomina fraudocumentales a los que utilizan deliberadamente los efectos Bazing del contagio de lo real para hacer pasar por verídica una mentira con fines no lúdicos sino de propaganda. Este género lo ejemplifica Muhamad Bakri e famoso actor y director israelí que produje Jenin, Jenin sobre el llamado genocidio en Jenin contra mujeres y niños por Israel. En el filme, premiado y aclamado se describen situaciones tan graves como una fosa común llena de cientos de cadáveres de civiles palestinos. Después resultó que el director hizo un collage de imágenes de tanques y entrevistó al director de un hospital, supuestamente destruido, quien en otro documental que fue hecho poco después declara que apenas hubo un leve impacto en un muro. No hay datos de esos cientos de víctimas ni se ofrecen pruebas de los hechos que se imputan. Amnistía internacional y una comisión de investigación de la ONU testificaron que no existió tal "masacre de Jenin", pues los muertos fueron unas decenas casi todos combatientes de ambos lados, habiendo, si 6 víctimas palestinas, no quinientos ni ochocientos. Bakri reconoció públicamente haber falseado escenas e información y está demandado por los soldados isralíes cuyos rostros utilizó en un montaje.
Falsografía: Surgió a la fama gracias al fotógrafo libanés Adnan Hajj de Reuter quien, en agosto de 2006 buscando primera plana, clona manchas de humo con photoshop sobre Beirut para multiplicar el impacto mediático del ataque israelí.
Timo-reportajes: La escena filmada por Talal Abu Rahme del niño andura, como lo permite suponer el tripie en la escena y el movimiento del hombro del niño supuestamente muerto, ilustra el género del timo-reportaje pues convence precisamente por el doble efecto “bazing” que el autor calcula aplicará ingenuamente el espectador:
Si el niño fue fotografiado, el asesinato tuvo que haber ocurrido y a la inversa, si el niño parece real, la fotografía tendría que ser verdadera. De ahí que al momento de transmitirse el efecto del video es inmediato, en caliente, y las erratas postfactum que desmienten el engaño a nadie interesan por ser extemporáneas y muy poco impactantes. Lo fugas de la noticia trivializa el engaño, aunque el encono que genera permanesca por muchas generaciones
Hay varias formas de explicar la popularidad de estos nuevos géneros que se han denominado irónicamente palliwood y Hezbolliwood y una es esta pulsión escópica particularmente intensa en torno al conflicto árabe-israelí entre los medios noticiosos occidentales, siempre pendientes al menor incidente a esta zona, mientras ignoran sistemáticamente el abuso y el genocidio en los continentes africano y asiático. ¡Será porque los héroes y villanos están bien delineados, incluso proverbialmente que izquierdas y derechas ocurran en sus enconos lo que hace de cualquier noticia real o ficticia se fundan y se pague bien! Habría que agregar quizá consideraciones como la composición demográfica de receptores potenciales de tales crónicas, prejuicios y fobias endémicas milenarias además de entender sensibilidades étnicas y religiosas especialmente inflamables. En conjunto estos factores crean la necesidad de movilización de los ciudadanos para exigir reportajes más informativos y certeros, así como menos panfletarios y sentimentalizados a la vez que insistir en la obligación de las empresas noticiosas globales de distinguir entre noticia y propaganda y de verificar sus fuentes. Tal necesidad ha sido reconocida y asumida por numerosos bloggers cuya labor independiente y acuciosa resulta hoy invaluable ante monopolios de la información.